Café de barrio. Hoy Villa Crespo
sábado, 25 de febrero de 2012
Otros de los barrios porteños que no le va en saga a la Boca , es Villa Crespo. Tal como lo retratara el escritor Jorge Boccanera: “Villa Crespo fue y es terreno apto para el cultivo de la charla fluida y el encuentro, de ahí sus bares legendarios: el Venturita, la Glorieta , el Trianón, Bar Argentino, Tarzan y, uno que pervive, el San Bernardo. En el recuerdo de estas mesas se ubica el pintor Raúl Soldi enmarañado en la escenografía de una película; pero también aparece entre sombras el rostro contrito de Adán Buenosayres frente al Cristo de la Mano Rota , esa página histórica de Leopoldo Marechal y el poeta Luis Luchi estampando en su libreta una semblanza: ‘Juan B. Justo era el arroyo Maldonado (y) alumbrado y barrido era el progreso’. Por Canning avanza el editor y librero Manuel Gleizer, conversando animadamente con su empleado, el poeta César Tiempo”.
El poeta Juan Gelman, en entrevista con Jorge Boccanera, cuenta que “nací y viví en Villa Crespo. Conocí el arroyo Maldonado sin tubos. Vi pasar el entierro de Gardel. Tomaba el tranvía y bajaba en La Boca para recorrerla. También Recorrí amarguras por ser hincha de Atlanta. Jugué al billar –mal, claro- en el café San Bernardo, que sigue siendo el Trianón en un tango. A los dados y al dominó en el café Colón..”, trazando una hermosa semblanza sobre algunas características del barrio.
El café, Bar y Billares San Bernardo de Corrientes, entre Acevedo y Gurruchaga, supo ser la más importante sala de billares del barrio, en las cuales más de una vez se lucieron los hermanos Navarro. Solían presentarse orquestas de tango y a sus mesas se sentaron el “negro” Celedonio Flores y Carlos De La Púa. Ya entrada la década del setenta, contó entre sus clientes al famoso Osvaldo Pugliese.
Unas cuadras más lejos, en Córdoba y Canning, había un café con vitrolera, por el que también pasó Osvaldo Pugliese, el ABC.
Si bien nunca fue un café, no podemos dejar de mencionar el Salón Villa Crespo, más conocido como Peracca, por su trascendencia tanguera.
José Cervera, el español que adquiriera el edificio allá por 1890, creyó necesario construir un lugar donde la barriada pudiera reunirse para fines de fomento, culturales o simplemente de distracción. Años más tarde, cuando es vendido a José Peracca, el lugar se transformó para dar paso a bailes populares. Fue el lugar donde el tango arrabalero se impuso con cortes y quebradas. Por el pasaron los hermanos Santa Cruz, los Greco y el “Inglesito”.
El Café Moderno, de Corrientes al 5500, fue popularmente conocido como café la puñalada. Era un reducto de guapos y malevos, aunque Don Osvaldo Pugliese manifiesta que allí no había nada de eso, por el contrario, sobresalían las discusiones entre curdas, que nunca pasaron de ahí.
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