Cafetín de Buenos Aires

Sobre tus mesas que nunca preguntan lloré una tarde el primer desengaño

Cafetín

Por los viejos cafetines siempre rondan los recuerdos de un país y de un amor.

Café la humedad

Café La Humedad, billar y reunión. Sábado con trampas.¡Qué linda función!

Ralato conurbano. Hoy: Lugares

sábado, 7 de julio de 2012

Un café, cualquiera, en el conurbano.
Un obeso mozo con el pelo largo y aceitoso.
Lo más avanzado en tecnología que hay, es un teléfono semi público. A diferencia de la mayoría de los cafés, acá se fuma.
En, digamos, la mesa uno, habitúes discurren conversaciones inconexas, ninguno de los tres se escucha.
La televisión de 29", sintoniza CrónicaTv.
De la cocina sale una grande de muzarella, al molde, con ajo.
Otra mesa, la dos. El, sesentón, pero bien mantenido; ella, que es el, cuarentón, quien no termina de definir su travestimo, se quedo a la mitad, es mitad hombre, mitad mujer. Piden dos vasos de vino tinto, "sólo Toro", dice el Gordo.
La mesa tres tiene a un hombre solitario que lee el programa de carreras de hoy, en un horario en el que ya se corrieron todas.
En la cuatro, tres hombres, uno tullido, más una mujer que toma ginebra como si fuera agua.
Al fondo del local, una pared que se abre a un pasillo que nos dirige a los baños.
Se oyen voces detrás de la pared.
El gordo, el mozo, no deja de observarme, lo siento, de soslayo lo espío y veo que me mira constantemente, soy foráneo.
Desde el pasillo del fondo aparece un hombre que no ha salido de los baños. Tiene pinta de ser linyera, de vivir en la calle, viene pitando uno de esos cigarritos económicos.
A los cinco minutos que saliera el zaparrastroso, sale otro hombre detrás de la pared, también mal trazado. Se mete en la cocina. Trapo de piso, secador de goma, comienza a trapear el lugar.
Qué hay detrás de la pared del fondo. Me intriga.
La mesa dos habla en voz alta, me participan así, de una confesión de amor con reproches.
De la pared, mejor dicho, del pasillo de los baños, salen dos hombres más. Se mofan del mozo y se despiden.
De golpe, son varias las voces que provienen del fondo. Lo que se escucha es ininteligible . Trato de abstraerme del bullicio del lugar para concentrarme en esa voces, pongo todos mis sentidos. El gordo, el mozo, desconfía de mi, más que antes.
Tiene delivery el bar, pero el pibe entrega a pie.
Siguen las voces. Salen dos hombres, vociferan, gritan, se burlan de un tercero que no veo, está detrás de la pared. Se van contentos los dos, dicen "lo pelamos".
Acaban de confirmar mi sospecha. Hay timba, con razón el mozo me oteaba, se juega por guita.
...
Estoy a cinco/diez minutos de Beiro y Gral. Paz, pleno centro de Caseros. 
Un mundo distinto.
Otra realidad, para muchos, un mundo desconocido.
Un mundo que se ignora, que no se quiere ver, pero está ahí, es parte de nuestra idiosincrasia, es parte de nuestro pueblo, de nuestras costumbres.
¡Que saben los pitucos! 

1 comentarios:

pide dijo...

perfecto ! esté es el mejor ambito donde el tipo de post citado calza perfecto. abrazo PIDE