Cafetín de Buenos Aires

Sobre tus mesas que nunca preguntan lloré una tarde el primer desengaño

Cafetín

Por los viejos cafetines siempre rondan los recuerdos de un país y de un amor.

Café la humedad

Café La Humedad, billar y reunión. Sábado con trampas.¡Qué linda función!

Un ritual de Buenos Aires

martes, 4 de octubre de 2011


Muchos compositores le dedicaron prosas al café. Cafetín de Buenos Aires, el clásico de Mores y Discepolo, grabado por primera vez por el Maestro Osvaldo Fresedo, se convirtió en un icono referencial del tango. Pero además de éste, se destacan otros tantos que, si bien no refieren un café determinado, a lo largo de sus prosas se acuerdan de él:
            

En Lloro como una mujer de Celedonio Flores y José María Aguilar:

            “Allá como a la semana, me mangaste pa’ cigarros;
            después pa’ cortarte el pelo, para ir un rato al café

Enrique Cadícamo, compuso una serie de poemas en los que recuerda un Buenos Aires de comienzo de siglo: “Poemas del Bajo Fondo”. “Viento que lleva y trae”, describe lugares, personajes y hechos que hoy sólo viven en el recuerdo. Por suerte el los rescató para siempre, creando así un testimonio irrefutable de la época:

            “Sebastián, el Pardo, encendió el fervor,
en las venas de los hermanos Santa Cruz
en el Café Atenas.
En aquel café
de Canning y Santa Fe
donde se tocaban los tangos de Villoldo
El choclo y Yunta brava
y florecían las biabas
de Aparicio, el caudillo
y del chino Andrés”.

Barrio Boquense (1906)

“En el cercano café
de la calle Necochea
,
Arolas garabatea
en su fueye
dormilón
un tango muy retozón
y con gracia lo florea”.

            Café de Barracas

“Cuantos amigos se han ido,
de todos ellos me acuerdo...
Ya nos perdimos de vista...
viejo Café de Barracas”.

En Cafetín, Homero Expósito lo recuerda así:

          “Por los viejos cafetines siempre rondan los recuerdos de un país y de un amor!”

          José de Grandis, sin mencionar un sitio específico, en Amurado nos relata un lugar que sin dudas existe en algún rincón:

            “debe ser porque me cruzan
tan fuleros berretines
de andar por los cafetines
a buscar felicidad...”

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